jueves, 11 de diciembre de 2014

Historias de Lucy: ¿Cuántas veces más debo decir adiós?


Me atrajo fuertemente hacia sí, me dio un beso y dijo - tenemos que irnos- y aunque no quería hacerlo me levanté y comencé a vestirme rápidamente mientras él me observaba sin perder de vista ningún detalle, estaba parado frente a mí y yo esperaba que se vistiera también, pero no lo hacía.
Cuando terminé le pregunté qué sucedía, no dijo nada, se acercó casi acorralándome, hizo que me tendiera sobre la cama y se echó sobre mí, me besó primero tiernamente y luego con excesiva pasión, sentí su sexo erecto sobre mí, sus manos recorrían mi cuerpo y ya no me dejaban pensar, una vez más lo dejé seguir.
Lentamente fue despojándome de la ropa que hacía pocos minutos acababa de ponerme, bajó mi falda, me quitó la blusa, mi brasier, besó mi pecho muy suavemente y fue deslizando sus labios por todo mi cuerpo, bajó mis bragas mientras yo le pedía que me tomara y que me hiciera suya otra vez.
Sentí como entraba en mi cuerpo y le pedí más, lo sentí tanto y tan profundamente que no quería que me dejara, luego lo tomé yo, una y otra vez, disfrutamos tanto el poseernos que aquellos minutos fueron interminables, creí que no podíamos sentir más, aquello era tan intenso, tan real.
Luego de consumar el acto descansamos, él sobre mí repetía que no quería dejarme, que no quería perderme, yo no decía nada pero sabía que tampoco quería dejarlo, que hubiera dado lo que fuera porque siguiéramos así, juntos, amándonos, poseyéndonos.
Al salir de aquel hotel sentí que las pocas personas que por ahí deambulaban nos miraban inquisidora mente aunque en realidad nadie notó nuestra presencia, nadie sabía lo que sucedía entre nosotros, era un secreto, nuestro secreto.
Caminamos una cuadras por una calle oscura, íbamos tomados de la mano, no hablábamos, en aquel momento no teníamos nada más que decir, nuestros corazones hablaban sin palabras, a esas alturas ya no era necesario añadir  más.
Paró un taxi, pagó y me besó tiernamente - veamos qué sucede, cuídate mucho, te quiero - lo miré con una sonrisa en el rostro y solo respondí - tú también - cuando ya iba camino a casa lo llamé, le dije que no entendía lo que pasaba entre nosotros, que me sentía turbada, que necesitaba respuestas sobre lo nuestro, respondió que se sentía igual, que no sabía qué hacer.
Pasaron unos días en los que traté de reprimir su recuerdo hasta que recibí un mensaje en el celular, me pedía que nos viéramos "una vez más", que necesitábamos hablar por última vez, pensé en que no era bueno hacerlo pero nuevamente cedí, mientras la cabeza me decía que no, sentía que el corazón se me iba a salir de exaltación, necesitaba verlo una vez más.
No era la primera vez que sucedía, ya habíamos tenido una "última vez" en varias ocasiones, ya nos habíamos despedido decenas de veces, ya nos habíamos tomado en son de despedida, ya habíamos dicho adiós, ya nos habíamos dado el último beso, ya habíamos hecho el amor innumerables últimas veces, y con ese antecedente presentía lo que podía suceder.


Nos encontramos y fuimos a un bar –los dos preferíamos tomar un trago antes que un café- hablamos de lo nuestro y por más vueltas que le dimos al asunto coincidimos en que debíamos ponerle punto final, a esas alturas era inevitable, él tenía un compromiso inquebrantable con otra persona.
Pagó la cuenta y caminamos hacia su auto, estábamos a mitad de camino hacia mi casa y una luz roja hizo que el auto se detuviera, nos miramos y no hubo necesidad de más, cogió mi mano y entrelazamos los dedos, viró el timón, entramos a un hotel.
Casi no llegamos a la habitación, el ascensor fue buen cómplice de nuestra pasión, casi me tomó allí mismo, me cargó y me apretó contra el espejo, bajé su cremallera mientras buscaba su miembro, necesitaba sentirlo, una vez más, como siempre.
No sé como ingresamos a la habitación pero cuando nos dimos cuenta nuevamente estábamos yo en él y él en mí, apenas pudimos cerrar la puerta y nuevamente el libido, nos impulsó a tomarnos eufóricos el uno al otro, era demasiado sentir, demasiada excitación, demasiado placer.
Y así lo hicimos un par de veces más, ambos nos preguntábamos qué era lo que pasaba, queríamos encontrar una respuesta pero ninguna iba acorde a nuestra realidad. Cambiamos de tema, no queríamos seguir con ese tormento.
Me preguntaba que estaría haciendo en ese momento su pareja, qué es lo que estaría pensando, dónde creía que estaba, acaso daba por cierto aquello que le dijo, que él estaba en una reunión de negocios.
¿Hasta cuando podríamos seguir con esa farsa? ¿Hasta cuando él miraría a su pareja y le aseguraría eterna fidelidad? ¿Hasta cuando yo podría estar así y hasta cuando podríamos mentir? ¿Hasta cuando podríamos fingir, hasta cuando podríamos guardar este secreto?
Miró el reloj y dijo que era tarde, le respondí que sí, que siempre –desde el inicio- siempre fue tarde para nosotros, que llegamos tarde, que él llegó tarde a mi vida y yo llegué tarde a la suya, y así no había nada que pudiéramos hacer para cambiar las cosas. Nos abrazamos fuertemente.
Acabé, acabó, una vez más se acabó lo nuestro… al menos por esa noche.

martes, 9 de diciembre de 2014

Rincón de Lucy: ¿Seré Yo, Señor?

En lo que a relaciones amorosas se refiere, soy todo un caso... ¡ninguna me funciona!  y viene a mí la eterna pregunta ¿Seré yo, Señor? porque al momento de buscar culpables, no pienso en nadie más que en mí, ya que el único punto en común soy yo... Y he estado analizando esto durante varios días, he conversado con amigos, amigas y amigoas, intentando comprender bien por qué mierda mis relaciones no funcionan. Una amiga me dijo: Es que a lo mejor es por tu carácter. ¿Qué tiene de malo mi carácter? pregunté. No sé a lo mejor es muy fuerte... lo que me dejo pensando ¿A lo mejor para que mis relaciones funcionen debería ser completamente sumisa y tímida? ¡No podría fingir tanto!
Otro amigo me dijo: El problema aquí son ellos y punto, tú estás bien a pesar de tu carácter de mierda, sabían perfectamente en que se estaban metiendo, porque amiga, no conozco a una mujer más clara que tú al momento de iniciar relaciones. Muy me dije punto a mi favor... Pero sentía que algo faltaba para comprender que había de malo. Porque ni siquiera me fijaba en el mismo tipo de hombre, o sea dijéramos que tengo un patrón para elegir hombres y que me meto con el mismo tipo de idiota en cada relación en la que me embarco, comprendería que me pasara cada cosa. Pero no, son prototipos completamente diferentes... He estado con el chico malo y el chico bueno, con el tierno y el frío, etc... y al final todos han sido igual de traicioneros, mentirosos y crueles... Hay que decirlo no les ha importado romperme el corazón en mil pedazos y después de cada ruptura ahí quedo yo, pensando que mierda hice mal y porque me pasan este tipo de cosas a mí, que soy tan idiota y entregada en cada relación.
Creo no ser la única que ha pasado por esto una y otra vez y creo que también que me va a faltar mucho más por recorrer, así que si alguien tiene un buen pegamento lo agradecería.
En mi búsqueda de los porqués, una amiga me dijo: ¿De verdad quieres saber porque te tocan puros pasteles?- Si, de verdad me gustaría saber - Es porque no has encontrado al indicado, a lo mejor cada uno de los que te ha tocado, te prepara para ese momento.- Eso es lo que me preocupa, el hecho de tener tan roto el corazón que no podré reconocerlo... que pensaré que él es igual que los otros que he conocido- Esperemos que no sea así.

Y me quedé con eso, con que he tropezado tanto porque no es el correcto... y con que el problema no soy yo, si no ellos. Que no es mi culpa que me engañen y que me mientan, que no lo merezco.
A lo mejor este tema necesitaba un análisis mucho mayor, pero mi falta de tiempo no me lo permite.
Sé que muchas de ustedes al igual que yo, buscan explicación al comportamiento de sus parejas, a muchas de las situaciones que ocurren en el diario vivir, a sus actitudes y a lo que nos hacen... como lo dije en alguna oportunidad, no debemos culparnos... el problema son ellos.



Lucy.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Historias de Lucy: Atrévete a Amar o a decir Adiós



¿Cuándo se debe amar? ¿Cuándo está bien o cuándo está mal hacerlo? ¿Cuándo se debe olvidar a quien se quiere? ¿Quién pone los límites, quién tiene derecho a hacerlo?
Cuando hablamos de amores prohibidos o imposibles nada está dicho, cada historia es distinta una de otra. Qué sucede cuando sientes algo muy fuerte e intenso por alguien y eres correspondido, qué sucede cuando ese "amor" es un imposible, quién tiene derecho a pedirte que renuncies a lo que sientes, o pedirle a él o ella a que renuncie también a esos sentimientos.
En cuestiones de amores o relaciones "prohibidas" uno no manda, las cosas simplemente suceden y aunque durante mucho tiempo te hayas repetido que tendrás cuidado en enamorarte, en "no complicarte" porque quieres amar en libertad, las situaciones se dan sin que las pienses y cuando menos cuenta te das el amor llegó a ti, aunque sepas que aquello es un imposible, un amor prohibido.
Llegaste en un mal momento, era tarde para ti, era tarde para ella… ¿Qué hacer en esa situación? acaso voltear la mirada y alejarte o por el contrario, amar sin restricción, entregarte completamente, aún sabiendo que aquello no está permitido, que aquello está mal... igual te entregas como nunca antes, como nunca a nadie.
Te conformas con encuentros furtivos, con algunas horas o acaso minutos en los que dan rienda suelta a la pasión, a la emoción, a aquello que cada vez se vuelve más intenso, aquello que cada vez los une más pero que también los complica más, se entregan secretamente a una relación clandestina y no importa, lo que cuenta es que en ese momento están juntos y lo viven plenamente porque aquello es algo de lo que no pueden y sobretodo no quieren escapar.
Viven intensamente lo poco que pueden, son libres para entregarse, tal vez no es amor, no se explican qué es pero saben que es distinto a lo que sintieron antes, creen que van camino a la locura, saben que quieren intentarlo, que se necesitan el uno del otro, que darían lo que fuera por ser libres e intentar una relación, saben que realmente podría funcionar.
No se explican porqué, porqué ahora, porqué llegó tan tarde, porqué quieren dejarlo todo y arriesgar… no se explican porqué el amor puede ser tan complicado, lo único que saben es que quieren estar juntos, y tratan de huir de ello aunque resulte difícil hacerlo.
Y dicen adiós, tres, cuatro, cinco veces y vuelven a estar juntos porque la pasión y la emoción es mucho más fuerte que uno mismo, saben que está mal pero no pueden dejarse, y por más intentos que hagan de abandonarse no pueden, pasan los días y aún tratando de ser fuertes vuelven a tenerse.
No se trata solo de sexo, en esto hay mucho más, el sexo es el epílogo de un encuentro, tienen tan poco tiempo que si no se toman no podrán volver a dejarse y se entregan tan fuertemente que en vez de alejarse cada vez se unen más.
Quieres gritar, quieres dejar todo y entregarte a esta nueva pasión pero sientes temor, tienes a tu lado a "alguien a quien no quieres dañar", y te preguntas si acaso no la estás dañando ya, si al seguir con ella y fingir que eres feliz no estás dañándole ya, sabes que le mientes al coger su mano, al besarla o acaso al tomarla, sabes que lo único que intentas es olvidar a esa persona especial, a quien despierta una real emoción en ti.

Sientes que debes continuar tu vida planificada y olvidarte de quien despierta tu pasión, pero te sientes mal y aún así debes fingir, fingir que lo que tienes es perfecto para ti.
Y llega la noche y te preguntas porque no eres capaz de tomar valor y dejar lo que tienes por lo que quieres intentar, te preguntas si acaso el día en que te decidas será tarde, sabes que la otra persona se encuentra allí, que aún te espera, pero sabes también que no será por mucho tiempo, que llegará un momento en que se cansará de esperar por ti, por tu decisión, y te agobia el saberlo, te angustia sentir temor y no querer lastimar a quien duerme a tu lado, sientes que no puedes más.
Sabes que la cobardía le está ganando a tu razón, recuerdas que tenías una vida planificada y de pronto todo cambió, conociste a quien te hizo titubear, a quien te hizo olvidar, a quien te hizo querer cambiar e intentar algo distinto e intenso, sabes qué es lo que quieres pero sientes que no puedes hacerlo y te preguntas ¿Quién te impide dejar todo? No lo sabes, "solo crees que es tu deber" seguir con lo que tienes
Te castigas ti mismo, crees que no importa lo que sientes, crees que te debes a quien está a tu lado y te repites que tienes que tratar de ser feliz aún sabiendo que no es verdad, que por más que lo intentes siempre querrás a quien espera por ti, y sabes que no puedes más, pero nuevamente retrocedes y te abruma el sentirte atado y no poder hacer nada para remediarlo.
Sabes que si no decides ahora nunca podrás hacerlo… entonces te preguntas porqué no lo intentas, porqué no te atreves a arriesgar, porqué no dejas lo que tienes por lo que sabes será distinto: una locura tal vez, algo que jamás pensaste pero que sientes en tu corazón que sí podría funcionar.
Lo único que necesitas es tomar valor, lo demás lo encontrarás en el camino, y la otra persona espera que sepas tomar la mejor decisión, y piensas que no hay nada más duro que equivocarse y peor sabiendo que eso está sucediendo.
Y te mira porque sabes que decidirás mal, que no arriesgarás, y solo alcanza a decir: "entrégate, vive, siente intensamente… si eso es lo que quieres, si sabes dentro de ti que mueres por hacerlo, aún estoy aquí, por ti y para ti... no dejes que me vaya".Le das un beso, evitas mirarla y solo te vas, le dices adiós "llegamos tarde... hubieras sido mi gran amor... lo siento... perdón".

Y en la soledad de tu habitación te cuestionas si algún día te arrepentirás de haber dicho no, de haber dejado ir a quien crees que merecía el arriesgar... pasarán los años y siempre esa duda estará, y pensarás que algún día simplemente te arrepentirás.


APORTE DE UN LECTOR

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Historias de Lucy: Simplemente te amaré

No saco cuentas de lo que hice, ni de lo bueno ni de lo malo, no pienso en lo que tengo pendiente, hoy no, hoy solo quiero ver hacia adelante, dejar de lado siquiera por un momento, aquello que quedó o que aún está pendiente, y aquello que debo seguir, lo que debo atender o lo que debo dejar.
No pienso en lo que me dañó o si acaso alguna vez herí a alguien, por algo será, por algo me dejé llevar, por algo –seguro- dejé que me dañaran y cuando dañé lo hice sin pretender, por algo la vida pasó y fue dejando a su paso infortunios y aciertos, algunos los acepté y otros no, es la vida, la vida que sigue sin parar.
Sé que amé mucho y quizás aún haya alguien esperando a que lo ame, sé que me amaron aunque no siempre correspondí a aquel amor y sé que alguna vez tuve un amor gratamente correspondido, sé que amé a quien no debí y que quien no debió alguna vez me amó, y tal vez llegue alguien más o tal vez ya no tenga a quien amar, no lo sé.
Y tuve grandes amores, pequeños amores, amores furtivos, errados, amores intensos, correspondidos, olvidados, de esos que se recuerdan con ternura, con cariño, aquellos que aún se sienten con rencor, aquellos que solo recuerdan la pasión, aquellos envueltos en locura, aquellos que fueron solo quimeras, aquellos dañinos e insanos y por supuesto un único y gran amor.
Me pregunto quién no ha amado alguna vez, tal vez con calma, paz, sosiego y serenidad, o acaso con pasión, con furia, locura y desesperación, quién no entregó el corazón a cambio de nada y dio todo sin esperar algo por ello, o quien recibió tanto sin esperarlo, llegó a sus manos y no supo qué hacer con aquello, tal vez lo dejó ir, tal vez lo tomó, tal vez no supo resguardarlo y cuando quiso retenerlo simplemente lo perdió.
Entonces miramos atrás, a lo que hicimos, o lo que omitimos, y nos empeñamos en recuperar aquello que una vez tuvimos, que acariciamos, que sentimos pero que no valoramos, eso que hoy necesitamos y que se nos escapó por entre los dedos como si fuese un torrente de agua, y por más que intentemos se convierte solo en nada.
Momentos felices, risas, sonrisas infantiles dibujadas en el rostro intentando contener ratos amargos, disipando lo malo, tratando de convertir los buenos momentos en eternos, una caricia, un beso, un abrazo sincero, cuántas veces lo queremos y no lo tenemos, y al recordar a quien alguna vez nos lo dio nuevamente se dibuja en el rostro un gesto de felicidad, de alegría que no es eterna, sino muchas veces pasajera.
Ratos tristes, penas, pesares, lágrimas ahogando las palabras, momentos eternos que queremos que lleguen a su fin, por algo que quisimos, por alguien que se fue, por un amor no correspondido, por amores inconclusos y prohibidos, y mirando tras el umbral la vida sigue pasando, de prisa muchas veces, aturdida, descontrolada, avasallando, midiendo el tiempo, los sentimientos, pero continúa su marcha sin esperar que la alcancemos y corremos tras ella, en vano muchas veces.
Cuantos mañanas aún nos esperan, cuantos ayeres resguardan nuestros haberes, más sólo un hoy nos acompaña, un momento que muchas veces quisiéramos que fuese eterno, que no culmine que no se convierta en ayer y que no alcance el mañana, que nos permita disfrutar lo que tenemos ahora sin evocar los recuerdos, sin vaticinar el mañana.
Cada cosa que nos pasa, buena o mala, siempre es por algo, todos nuestros actos son recompensados o acaso cobrados en el transcurrir de la vida, por ello es bueno recordar todo lo que hicimos, sobretodo si herimos, si dañamos, que más da, es la vida y somos solo actores con distintos roles asumidos, muchas veces sin querer tomamos lo que tenemos enfrente y no pensamos en lo que vendrá o en lo que dejará.
Lo que pueda decir o hacer será un mañana o lo que dije o hice ya quedó en el ayer y hoy solo queda mirar la vida, tomarle la mano, seguir el camino trazado, con curvas, con caminos sinuosos y áridos, pisando tierras fértiles, apacibles y cálidas, lo que nos deje, por donde nos lleve.
Hoy solo pensaba en lo que es la vida, en lo que me dejó, en lo que me traerá, en lo que quedó en el ayer y lo que traerá mañana, la vida que pasa, que sigue sin parar, la que muchas veces me acompaña y otras simplemente no sé que me depara.
Soy feliz, con lo poco o mucho que tengo, con las penas y alegrías, con los amores y desamores, con los aciertos y errores, con cada paso que doy, cuando me caigo pero sobre todo cuando me levanto, y aunque a veces duela, sigo viviendo, tengo la oportunidad de hacerlo, la vida eso me da.
Y pienso en qué más vendrá, y sí, sé lo que quiero: sé que estoy dispuesta a amar y dejar que me amen, y sé que aún tengo mucho para entregar, y si eres ‘tú’ a quien debo amar pues me entregaré y te daré aquello que alguna vez no pude cristalizar, y todo será sincero y todo será real, y si eres ‘tú’ te querré, te respetaré… simplemente te amaré.




Aporte hecho por una lectora. 

viernes, 1 de agosto de 2014

Rincón de Lucy: ¿Dónde está mi final feliz?

Crecí viendo películas de Disney y películas románticas, en las cuales a pesar de cualquier cosa, había un final feliz. Reconozco que crecí soñando con aquel amor perfecto que superaba todos los obstáculos que la vida le ponía en frente. Suspiraba con todas aquellas historias. Creo que por eso lloré tanto cuando vi por primera vez Titanic, cuando Rose suelta la mano de Jack y él se hunde en el profundo océano. Tenía diez años y recuerdo que esa noche no dormí, porque tenía demasiada pena ¿Cómo era posible que no se quedaran juntos? eso no era lo que había "aprendido", ellos  debían quedarse juntos y ser felices por siempre. ¡Era la ley de las películas románticas!
A medida que fui creciendo, me fui dando cuenta de que la película  Titanic estaba más cerca de la realidad que muchas otras películas que había visto. Y es que nadie nos explica que en la vida se sufre por amor y mucho y que en la mayoría de las veces que piensas que es amor verdadero y para siempre, no es así. En mi vida me he pasado soñando con esas historias de amor infinito en el cual "tu príncipe azul" te ama sólo a ti y que a pesar de todo siempre intenta volver a tu lado. Cuando tuve novio por primera vez, pensé - él es el hombre de mi vida- Y es que para mí no podía haber hombre más perfecto que él. Y mi mundo se centraba sólo en  él. Era mi romance perfecto de película, reunía todas las características: Un hombre maduro, con carrera, con clase, buen trabajo, caballero, tierno, guapo, romántico, en ocasiones mal genio pero soportable. Él era lo que se suponía yo debía aspirar en mi vida, él era mi todo. Mi felicidad, mi vida, mis sueños, todo era por y para él, estaba enamorada como una idiota. Y a medida que pasaba el tiempo, hice planes con él para una eternidad y según lo que me dio a entender él también los hizo... hasta que me engañó. Creo que no tengo que explicar mucho el tema de como me sentí en ese momento, a más de alguna le deben haber roto el corazón y sabrá perfectamente lo que se siente. Yo, mujer orgullosa, no le perdoné jamás su infidelidad, vagué por la vida intentando reparar lo que él había roto y después de un par de años lo conseguí. No me arrepiento de no haber vuelto con él ( a pesar de sus intentos para convencerme de su amor infinito), gracias a eso logré descubrirme, amarme, hacer planes sólo para hacerme feliz, a darme gustos sin culpa, a no depender de un tercero para sentirme completa, que las películas mienten que no todo es rosas y caramelos. Que mi final feliz depende completamente de mí.



Lucy

martes, 10 de junio de 2014

Rincón de Lucy: Un traductor de hombres

Es una ciencia cierta,  que  hombres y mujeres somos completamente diferentes,  lo que tiene importancia para nosotras para ellos es insignificante y viceversa.  Siempre he escuchado a los hombres quejarse de lo complejas que solemos ser las mujeres y que ellos son mucho más sencillos y fáciles de comprender. Yo sólo quiero aclarar (sin querer ofender a nadie) que una cosa es ser sencillo y otra cosa es ser básico ¿Y que quiero decir con esto?  ustedes chicos son personas fáciles de complacer, pero no implica que sean fáciles de comprender. Ustedes al igual que nosotras representan un universo complejo, al cual intentamos entender día a día,  ustedes se jactan de ser personas claras, que no confunden las cosas y que (Según ustedes) nosotras tampoco deberíamos confundirlas. 
Siempre creí que el problema era yo, al momento de intentar comprenderos y conversando con mi grupo de amigas y con mujeres de por aquí y por allá he descubierto que no soy la única, lo cual me alegra (es grandioso saber que no estás sola en el mundo con tú problema). Y es que chicos ustedes constantemente dan señales equivocadas. Si, así como leen dan señales equivocadas. Un día nos tratan como princesas y al otro día somos prácticamente desconocidas para ustedes. Y es que no se puede con tanta bipolaridad.  En principio son todo romance y corazoncitos y nos envían unos mensajes que nos vuelven locas de amor, que nos hacen saltar de alegría y cuando respondemos con el mismo tono de romance ustedes parecen perritos asustados que corren a refugiarse y es que si los asusta no nos hagan ilusiones o pensar cosas que no son. ¿Cómo esperan que no nos volvamos locas? Obviamente nos desesperamos y corremos por la habitación en círculos (Ok, es una exageración) porque juegan con nosotras y nuestras emociones. Al igual que ustedes tenemos miedo, no estamos exentas de esto y al igual que ustedes merecemos sinceridad. 
Si sólo buscan acostarse con nosotras sólo díganlo, pero no jueguen con nosotras. Las cosas han cambiado lo suficiente y las mujeres no necesitamos que disfracen su constante necesidad de sexo y de relaciones esporádicas con "amor". 
Con el tiempo también he descubierto, bueno hemos descubierto con un amplio grupo de mujeres, que ustedes los hombres prefieren a una chica mala. Si. Así es y me gustaría que alguno se atreva a negarlo. ¿Cómo es que lo sabemos? Lo hemos deducido de sus actitudes, en como reaccionan. De hecho hicimos una prueba, entre varias. Nos comportamos como mujeres dulces y disponibles para ustedes ¿Cómo fue que reaccionaron? Asustados, no nos tomaron en cuenta. Era como si se sintieran seguros de que nos tendrían cuando quisieran.  Después nos comportamos como unas malditas, no los tomábamos en cuenta, si nos hablaban respondíamos con frases cortas y precisas, no nos explayábamos más de lo necesario y lo que obtuvimos fue un mayor interés de su parte y un mayor esfuerzo por tenernos y estar con nosotras. 
¡Ay muchachos! Podríamos hacernos la vida tan fácil si nos dieran nuestro propio traductor de hombres.

...Pero bueno aún con sus extrañas reacciones y todo, nos encantan y como no hacerlo si en ocasiones son tan adorables. 

Y a lo mejor lo que debemos hacer, es simplemente dejar de rompernos la cabeza en intentar comprenderlos y dejar que las cosas fluyan entre nosotros sin buscar mayores explicaciones a cada una de sus reacciones... Y ustedes deberían hacer lo mismo.


Lucy.


lunes, 12 de mayo de 2014

Rincón de Lucy: Miedo

Miedo. Eso es lo que siento cada vez que me interno en una "nueva relación", es más he desperdiciado muchas buenas relaciones por este sentimiento. Siendo sincera, me han roto el corazón sólo un par de veces y eso ha bastado para que no me arriesgue y créanme no me siento orgullosa de no haber sido una valiente en el momento indicado, si bien es cierto que dicen que no hay que arrepentirse de lo ya hecho, no puedo evitarlo. No puedo evitar preguntar ¿Qué habría pasado si hubiera tomado el riesgo? A lo mejor tendría una hermosa relación y sería inmensamente feliz... Peeeeero eso ya no lo sabré. Imagino (Y lo sé) que no soy la única que se ha sentido así. Muchas de nosotras desearían haberse arriesgado, haber dado ese último paso para saltar ese enorme muro entre el miedo y la "felicidad" y estos pensamientos te asaltan sobretodo cuando estás sola, cuando miras una película romántica acurrucada en tu sofá, mientras comes palomitas o cualquier otro tipo de golosina, cuando llega el invierno y te dan ganas de dormir acompañada ¿Qué hubiera pasado si...?  ¿Por qué no fui más impulsiva?  ¿Por qué no salté a sus brazos cuando podía?...    ¿Y que es lo peor que puede pasar? quedaremos con el corazón roto, pero siempre se puede volver a surgir del abismo, eso sólo dependerá de nosotras. Yo más bien creo que debemos arriesgarnos, dejarnos amar hasta lo que nos dure, al final lo comido y lo bailado nadie nos lo quitará. Y es mejor haber muerto como una valiente, que vivir como una cobarde, si vivimos con miedos nunca viviremos realmente, la vida es para tomar riesgos, equivocarse y aprender de los errores. La vida es ahora, no mañana, no la semana que viene. Las relaciones están llenas de buenos momentos y cosas tristes, pero al final esto es lo que le da la emoción a la vida, si no nos arriesgamos siempre será una vida plana e insípida, obviamente siempre hay que tener un poco de cuidado, pero no demasiado, no vaya a ser que la vida pase frente a nuestras narices haciéndonos morisquetas.
Corre el riesgo, siempre puedes ser más feliz.
Lucy.

martes, 11 de marzo de 2014

Rincón de Lucy: Entre lo que quiero, puedo y debo ser

Con esto de que salió una nueva "Barbie" con medidas más reales, de las que tenía la "original", no pude evitar pensar en mí, mi cuerpo, mis medidas, en lo que mi madre me dice que debo hacer para ser más delgada, en lo que la sociedad me dice como debo ser, en lo que yo quiero ser y en lo que en realidad puedo.
Creo que varias de nosotras crecimos con cierto modelo de perfección (Barbies, Miss Universo, modelos, animadoras de tv, etc.) todas nos imaginamos como seríamos cuando fuésemos grandes, que debíamos ser 90, 60, 90 y medir mínimo 1.75 cm, para ser perfectas. Vimos en la televisión a mujeres estupendas, hermosas y prósperas, nos mostraban que con nuestro físico podíamos obtener lo que quisieramos. Al menos yo crecí con eso. Recuerdo que cuando tenía unos 7 años quería cambiar mi nombre a Caroline (En alguna parte vi a una chica despampanante, rubia y hermosa con ese nombre) porque creía que si cambiaba mi nombre de la noche a la mañana mi cabello negro y piel morena se transformarían, si se piensa bien, era una idea bastante idiota, pero a mis 7 años de edad tenía perfectamente claro a que debía aspirar en aspecto físico.
Mi frustración fue bastante grande a medida que iba creciendo, notaba como distaba de ser como aquellas "mujeres perfectas". Reconozco que  mi autoestima arrastraba tras de mí ¿Por qué yo no podía ser como la chica de la tele? Hacía dietas, ejercicios, etc.. pero por más que lo intentaba, no lo conseguía. Lloraba, porque me decían gorda, fue una época muy triste.
Me costó mucho comprender que no podía ser Britney (ícono en mi época) o cualquiera de las grandes celebridades. Mi contextura no me lo permitía, yo tenía pechos grandes y muslos contundentes!!!... eso no encajaba con mi idea de belleza. Jamás me enseñaron que cada mujer es única, que cada belleza es diferente, que los cuerpos no son todos iguales y que aceptarlo es lo más sano, para poder amarte. Me costó amarme, me costó querer mi rollito en la cintura o mi piel morena, me costó tratar de dejar de buscar esa belleza falsa, comprender que se es más que un cuerpo (y es que aunque uno lo diga, siempre está acechándote ese bichito de que no eres hermosa) y que las medidas de tu cuerpo no deben condicionar tu vida.

Ámate, respétate y acéptate, cuesta lo sé, lo viví en carne propia, pero si no lo haces, nadie más lo hará por ti.


Lucy

jueves, 13 de febrero de 2014

Rincón de Lucy: El síndrome del príncipe azul

La idealización de una pareja, es algo normal y casi una costumbre entre nosotras. ¿Cuántas veces no hemos soñado con nuestro príncipe azul? Más que en forma física, es como debería ser intelectual, emocional y  espíritualmente. Aunque claro un envase bonito, no nos viene nada de mal.  ¿Es bueno idealizar una pareja? me hice esta pregunta hace un tiempo atrás, mientras mantenía una conversación con mis amigas.  Me dije, es bueno no conformarte con cualquier cosa, idealizar un poco te ayuda a mantener un margen de como puede ser nuestro galán, pero ¿Qué pasa cuando se nos va la mano con la idealización? de pronto todos los pretendientes dejan de ser buenos, porque no es un Einstein o porque su sensibilidad no es suficiente, porque no lloró contigo en la película "Lo Imposible" mientras tú cogías un pañuelo tras otro al ver como se reúne la familia (está bien, estoy exagerando un poquito) pero al igual, como no debemos conformarnos con cualquier idiota, tampoco debemos exagerar.

¿A quién no le ha pasado, que ha conocido a un chico, tienen una hermosa relación con él, lo consideran perfecto, maravilloso, lo es todo y cuando la relación termina, no somos capaces de estar con alguien más, porque no hay quien lo supere?  Es que dejó la vara alta, les decimos a la gente. El tema aquí, es que a lo largo de nuestras vidas conocemos a muchos hombres que en verdad valen la pena y los dejamos ir, porque no se acerca a ese maravilloso chico que marcó nuestras vidas, es como si hubiera un antes y un después. Incluso hay ocasiones en que ni siquiera nos damos el tiempo de conocer bien a otro chico, porque estamos predispuestas a que él no será como el anterior... Y después de un tiempo, viene aquella pregunta que nos visita cada noche antes de dormir ¿Por qué estoy sola? empiezas a poner en una balanza tus defectos y virtudes, te dices no soy una mala chica, soy inteligente, bonita, etc... ¿!!!Por qué estoy sola!!!?  Y cuando ya, analizas toda tu vida y todos los factores que están a tu alrededor, comienzas a pensar en aquellos buenos hombres que dejaste pasar y !voila!  la respuesta aparece en tu mente, tú no diste el espacio para una relación, hubieron varios que quisieron, pero tú no fuiste capaz de dejar ir la sombra de tu príncipe azul.
Y luego vienen las lamentaciones.
Mientras no nos quitemos la sombra del hombre perfecto, que no necesariamente tiene que ser el ex perfecto, si no aquella idealización que te crearon o que te creaste tú misma, no podrás ser completamente feliz, porque siempre habrá algo que no le permita ser un príncipe azul.



Lucy.