martes, 15 de marzo de 2016

Rincón de Lucy: Reencuentro

Después  de que me di cuenta, que mi relación me hacía daño y no tenía futuro, decidí  ser feliz.
Y debo reconocer  que  no me arrepiento  de la relación que tuve,  es más  no me arrepiento de ninguna de mis relaciones que hayan terminado mal. A pesar de que fui engañada y utilizada, cada experiencia  me llevó  a donde estoy ahora, a una estabilidad  emocional y a amarme más  que nunca.
Tengo la claridad de lo que quiero y no en mi vida y en mis relaciones, a cuando decir basta y soltar y cuando luchar un poquito más.
No soy una afortunada del amor (en el juego menos, por si se lo preguntaban) cada vez que he entregado el corazón, me lo han devuelto hecho añicos. Pero cada vez que me toca reconstruirlo, aprendo más  de mi, de lo fuerte que puedo ser y como con cada reconstrucción  mi corazón va agarrando fuerza, si,  aunque suene extraño.
No voy a mentir y decir que no tengo miedo a  amar nuevamente, porque es probable que me vuelvan a fallar, pero correré el riesgo, porque hay algo que ya nunca nadie podrá volver a quitarme, que es el inmenso amor que tengo por mí  misma.
En este tiempo me he reencontrado conmigo y he hecho las paces( debo reconocer  que no ha sido fácil) ya no me odio por ser ilusa y ya no miro con desprecio mi cuerpo, ya no me culpo por vivir como a mi me de la gana y he dejado de escuchar a los envidiosos que se hacen llamar amigos. He pasado tanto tiempo conmigo, que ya me caigo bien, me he dedicado a complacerme en cada ámbito que he podido, me he dedicado a hacerme inmensamente feliz y es así  como quiero que sea para siempre.

Agradezco el daño, que me ha llevado a ser lo que soy hoy en día.

Lucy.

martes, 25 de agosto de 2015

Rincón de Lucy: Es mejor decir adiós.

¿Cuándo es el momento para decir adiós? No es fácil, eso es seguro. Pero ¿Que pasa si la relación no es de dos? A lo mejor soy yo quién ha idealizado el amor de alguna manera, pero ¿No se supone que la entrega debe ser mutua?
¿Qué pasa si soy yo la que está poniendo todo de su parte y del otro lado hay sólo migajas? Creo que ninguno de nosotros merece migajas de amor. ¿Por qué soportamos tanto? Nos duele ese trato, pero aún así seguimos ahí, esperando que en algún momento la otra persona se de cuenta de que valemos, de que somos sinceros en nuestro amor, esperamos a que nos amen.
Y en la eterna agonía de la espera, de que la otra persona pueda ver en nosotros esa magia que vemos en él/ella, nos vamos desangrando de a poco, nos vamos apagando.
Y a pesar de que la otra persona se da cuenta de que nos hace daño, no le importa, porque es un ser egoísta y porque nosotros somos demasiado estúpidos para ver que no merecemos eso ¿Qué pasa con nosotros? ¿Por qué si vemos que nos hacen daño no somos capaces de decir adiós?
El mundo no se acabará con esa persona, tú vida va a seguir adelante, lo superarás. Te va a doler, que de eso no te quede la menor duda, sentirás que falta el aire y que no podrás seguir, pero no es así. Seguirás respirando, seguirás viviendo y en algún momento de la vida te volverás a enamorar, entonces ¿Qué esperas para cortar de raíz con esa relación que te hace daño? Tenemos miedo, un miedo constante que nos vuelve débiles, creemos que sin aquella persona es el fin. Muchas veces sufrimos por amor porque queremos, porque somos masoquistas, porque somos conformistas, porque preferimos estar a medias con alguien que solos, porque somos idiotas (y es que el amor te idiotiza).
Si están en una relación y notan que la otra parte no te entrega lo mismo (uno siempre lo sabe) es mejor dejarlo, si bien puedes dar un tiempo para que la persona te demuestre si quiere realmente estar contigo o no, no puedes esperar toda la vida, porque a lo mejor estarás perdiéndote la oportunidad de que alguien te ame en serio, de que alguien quiera realmente estar contigo.

Esto lo escribo con dolor, porque yo me acabo de dar cuenta de que debo decir adiós.



Lucy.

jueves, 2 de julio de 2015

Rincón de Lucy: El fantasma de la ex

Ex, pequeña palabra de dos letras que no debería significar mucho, pero que tiene mucho peso. Muchas de nosotras hemos sido la ex, el fantasma de alguien más, a veces sin darnos cuenta, a veces con querer.  Pero cuando nos llega el momento de enfrentarnos a la ex, se nos cae el mundo... está bien a lo mejor no tanto, pero si afecta y mucho.
El ideal sería empezar una relación desde cero, donde ninguno de los dos tuviera un pasado, una relación tormentosa de esas que nunca acaban o una relación perfecta que acabó por motivos anexos y blá blá blá.  Pero como en la vida las cosas perfectas no suceden, ese chico tan maravilloso para ti, trae consigo el peso en su espalda de su ex. Aquella persona con la que compartió hermosos momentos, que fue su compañera y amiga, que hicieron grandes cosas juntos, con la cual tuvo grandes proyectos, vivieron juntos... y tantas otras cosas más. ¿Y tú? Tú eres la chica nueva que ha llegado a su vida, no tiene tantos buenos momentos contigo como los tuvo con ella y empiezas a competir, aunque no lo quieras, de manera inconsciente compites con la chica anterior, pero además como a la vida le gusta joderte ( y mucho) la ex sigue siendo parte de su vida y ahí si es como si te dieran un puñetazo en la boca del estómago y comienza la tortura ( Saw se convierte en un juego de niños) porque, ellos siguen hablando (y seguido). Ella le sigue celando y pidiendo explicaciones .. y él se las sigue dando. Es como si su relación nunca hubiera terminado y a pesar de que está contigo y te dice que ya no es nada, que ya no pasa nada entre ellos, tú te cuestionas  el por qué de esto y el por qué de aquello, pero a pesar de todo sigues intentando un poco más, porque ¿Por algo está contigo no? pero la seguridad empieza a disminuir y te empieza comer desde adentro, poquito a poco. 
Llevan poco tiempo juntos y mientras están en su burbuja rosa todo es lindo, cuando salen al mundo exterior es el problema, lamentablemente la burbuja rosa no es eterna y la realidad es cruda, tratas de mantenerte serena y parecer madura frente a toda esta situación, pero por dentro se te aprieta todo y empiezas a pensar si estará bien todo lo que estás sintiendo. 
Te Obsesionas. No dejas de pensar en eso. Crees que en cualquier momento él correrá a sus brazos de vuelta, porque tú no fuiste suficiente. Y te preguntas ¿Cuánto tiempo durará esto? y yo pregunto ¿Cuánto es el tiempo necesario, para que pase esto?¿En qué momento debes decirle o es ella o soy yo?. ¿Y si la elige a ella? 
Tal vez es necesario darle su tiempo de duelo (Claro que si terminaron hace un año y todavía sigue su ex presente ¡¡corre!!)  
Tal vez debemos confiar más, pero cuesta tanto. Porque ¿Cuántas veces nos han roto el corazón ya?  pero confiamos y decimos a la mierda todo, está conmigo. Y nos viene la oleada de seguridad maravillosa que se extingue al primer contacto de la ex con tu chico. A la primera llamada, al primer texto. Lo miras de reojo, vez que le escribe y te gustaría saber de que hablan. Pero no preguntas, no te entrometes porque eres "una chica madura" y tampoco quieres demostrarle a tu chico que la ex es un problema para ti. Pero él debería saber que si es un problema para ti y grande, porque no te permite disfrutar de la relación como quisieras, porque pasas más tiempo preocupada de si se habrán visto o si aún hay algún vínculo especial entre ellos, que del vínculo que estás creando con él. 

Espera un tiempo prudente, si ves que se extiende mucho... considera alejarte, no quedarás como cobarde por "no luchar", simplemente estás viendo tu propio beneficio, que tu cordura se mantenga intacta. 

Las cosas del amor no siempre son simples, pero si ves que su ex te las complica aún más es mejor que corras en sentido contrario.

Y bueno si en algún momento decides ponerle entre la espada y la pared (Ella o yo) y la elige a ella, da gracias al cielo porque te libró de una relación poco sana para ti.



Lucy


viernes, 27 de febrero de 2015

Historias de Lucy: Down in flames

La nuestra fue una historia de esas apasionadas y locas que se dan pocas veces en la vida. Él era fuego, intenso, abrasador y yo también. La primera vez que lo vi un escalofrío recorrió mi espina dorsal, la intensidad de su mirada sostenida, seductora.. me envolvió. Estábamos en un bar, se acercó a mi mesa, preguntó si podía acompañarnos a mi amiga y a mí a beber una copa, entre mi amiga y yo nos miramos con complicidad- Si- respondió ella. Él se sentó a mi lado y por debajo de la mesa comenzó a acariciar mi mano, un toque suave, cálido, lento, sensual. Me estremecí completamente, mi amiga lo notó y nos miraba divertida, porque para él ella había desaparecido, sólo se centraba en mi mirada y en el roce de nuestra piel.
- Un amigo mío está por llegar- soltó haciéndome salir de mi trance.- ¿No les molesta verdad? - No hay problema- dije.
Su amigo llegó unos 30 minutos después y entre todos entablamos una conversación divertida, nos reímos a carcajadas con historias de ellos, de nosotras, etc.
- Permiso- dije al rato - debo ir al baño. Él me siguió con la mirada. Podía sentirlo observándome desde su asiento. Mientras esperaba que el baño se desocupara, me tomaron por la cintura y susurraron a mi oído- Tengo muchas ganas de besarte- Era él. -Deberías hacerlo entonces- le dije.
Me dio vuelta y me puso contra la pared, me dio un beso apasionado, ardiente. Nos separamos casi sin respiración, fue tan intenso. Se desocupó el baño que estaba esperando y él se adelanto y se metió en él tirándome del brazo hacia el interior. Me puso contra la puerta al tiempo que me besaba y con sus manos recorría mis piernas bajo mi vestido, yo me dejé llevar. Jamás había hecho algo similar, pero la excitación era tal que no pude detenerme, la vocecita en mi cabeza que decía detente se iba apagando paulatinamente, hasta que dejé de escucharla y me entregué a las manos de ese ávido amante, que recorría mi cuerpo con sus manos mientras mi respiración se iba agitando cada vez más. Buscó con sus manos mi sexo, mientras yo hacía lo mismo con el de él. Me tomó con desesperación y pasión y no paró hasta que yo terminé, que con la temperatura como estaba no me demoré mucho. Antes de salir del baño, me besó y me dejó ahí. Yo arreglé mi vestido y mi pelo, mojé mi rostro y mi cuello, mientras sonreía de placer. Había sido una locura, había valido la pena. Salí del baño y él estaba ahí sentado mirándome con el mismo deseo del principio. Mantuvimos la compostura en la mesa, como si nada hubiera pasado en el baño, mientras por debajo de la mesa acariciaba mi rodilla.
-Es hora de irnos- dijo mi amiga mirando su celular- Claro- le respondí. Él me acompañó afuera, se despidió con un beso apasionado, me dio su número y dijo: Llámame- sonrió. Lo miré y lo besé. Un beso de despedida. Nunca más volví a ir a ese bar, nunca lo llamé. Aún conservo su número, pero ha pasado mucho tiempo, mi cuerpo aún se estremece al recordar aquella noche, la locura y pasión de dos desconocidos, la química instantánea.
A lo mejor nos volvemos a encontrar, probaré volver a ese bar uno de estos días.

miércoles, 28 de enero de 2015

Rincón de Lucy: El amor de mi vida

Conversando un día entre amigos mientras compartíamos un trago en nuestro bar favorito, nació la siguiente pregunta: ¿Quién fue el amor de tu vida? Todos contestaron casi al instante, todos sabían quien había "marcado" sus vidas de buena o de mala manera. Yo guardé silencio intentando  buscar entre mis recuerdos a aquel que fuera merecedor de ser llamado el amor de mi vida... nadie. -¿y tú?- todos me miraron. Silencio- La verdad es que no tengo a quién designarle ese título.- Les dije. Silencio. Cambio de tema.

En un principio me sentí, rara, quizás un poco frustrada, porque ¿Cómo era posible que yo no tuviera un amor de la vida? pregunté a varios amigos más y resulta que fui la única  sin uno. Todos habían tenido alguien que los había marcado en su corazoncito.
Muchas de ustedes a lo mejor dirá, tranquila chica ya llegará el hombre que marque en tu vida un antes y un después. pero la verdad no sé si quiero eso tampoco. 
Le di vueltas al asunto por  un par de días más y al final dije: ni modo. 
Nos reunimos unas semanas después con el mismo grupo de amigos que preguntaba por el amor de mi vida, en el mismo bar y entre copas les dije: Debo reconocer que me siento un poco frustrada con el tema del amor de mi vida.- Miradas hacia mi, caras de extrañeza.- ¿Por qué? -Preguntó uno de ellos- No sé, es que igual es como raro  no tener un amor de la vida. Una de mis amigas me dijo- Estás loca, pero en serio. ¿Acaso no te das cuenta de como son las cosas? No tienes un amor de la vida, porque el amor de tu vida eres tú misma, no dependes emocionalmente de nadie, tus recuerdos no están atados a un sentimiento de nostalgia, o sea eres libre.Yo sonreí, le encontré sentido y es que no es que no haya amado en el pasado, amé y amé mucho, pero el amor por mi misma es más grande que el lazo que me haya atado a otra persona, a lo mejor suena egoísta o narcisista, pero créanme no es  así ¿Por qué habría de ser egoísta amarme más a mí que a otra persona?
Esa noche me sentí plena, fui completamente feliz al descubrir que el gran amor de mi vida era yo.

Gracias  a aquella amiga, que me ayudó a darme cuenta de esto.

Lucy.

miércoles, 14 de enero de 2015

Historias de Lucy: El mejor sexo, es solo eso... Sexo

Debe haberte pasado alguna vez: conoces a una persona (hombre o mujer), te gusta, le gustas, se miran, coquetean y sin que nadie se de cuenta –indispensable- intercambian teléfonos... esperas todo el día en que suene tu celu, hasta que sucede, te invita a salir y allí estás tú, pensando en ‘lo rico que lo hará’.
Le dices que sí y coordinan un encuentro, alucinas todo el día en como será ese momento... sabes que aquella cita tendrá su epílogo en el cuarto de un hotel –o en su depa, según sea el caso- y ustedes dos ‘haciéndolo’ como un par de locos, el mejor sexo que uno pueda tener; sigues pensando que hacerlo con él (o ella) debe ser de lo mejor.
Llega la noche, te arreglas, vistes la mejor lencería que encuentras en el cajón, el mejor perfume de tu tocador y ensayas la mejor de las pláticas, la mejor de las sonrisas y por supuesto la mejor de las miradas, esa que diga que quieres todo sin necesidad de hablar.
Vas a su encuentro, allí está él, más lindo incluso que el día en que lo conociste, ves esa cara que tanto te gustó y en silencio vuelves a imaginar ‘que bien cogerá’. Van a tomar algo (que no es un café pues la cita a merita mucho más que eso), y entre risas se van conociendo, cada vez te parece más guapo y con cada sorbo de tu copa de vino, lo alucinas más intensamente dentro de tí (o encima tuyo, lo mismo es), y sientes que ya no puedes más.
Salen del restaurant y esperas que pase algo, ya! de pronto te agarra el brazo y te lleva hacia sí... te besa, wau! piensas que si así besa ‘haciéndolo’ debe ser mucho mejor, sabes que ese feeling que hubo desde la primera mirada tiene que culminar (esa noche) en un buen encuentro sexual, por algo no te lo has imaginado tanto.
Besos van y besos vienen, cada vez más calientes, no hay necesidad de decir nada, el encuentro de aquellas bocas lo dicen todo y solo tienes en mente el cogértelo de una vez. Entran a la habitación y ya no piensas en nada, sólo quieres hacerlo, y te ves allí, parada frente a él, se miran, sonríen y empieza la acción: besos, abrazos, caricias... te sientes nerviosa -lo cual no es común- y sientes que él también está emocionado, no calculaste que sintieran eso pero que más da... allí están y hay que disfrutar el momento.
Y sucede: lo sientes dentro de tí una y otra vez y de todas las formas, él encima de tuyo, tú encima de él, crees que ya no pueden disfrutar más pero continúan, ahora piensas ‘cuánto puede durar’... y tú acabas una, dos veces... hasta tres, y él sigue haciéndolo, haciéndotelo.
Termina, puedes sentirlo, sentirlo tanto, se miran y descansa sobre ti, lo abrazas, y pasa mucho rato sin que se muevan, luego descansa a tu lado, cogidos de la mano conversan, se ríen, saben que el sexo ha sido maravilloso y no hay necesidad de decirlo.
Miras el reloj y le dices que es tarde, lo besas apasionadamente, ya estás encima de él nuevamente, todo es tan intenso que lo vuelven a hacer, con mayor intensidad que antes, no puedes pensar en nada y él tampoco puede hacerlo, simplemente disfrutan, viven el momento y cogen como nunca antes lo habían hecho con nadie.
Pasan un par de días y te das cuenta que en las últimas 48 horas solo has estado pensando en él y –sobretodo- recordando la gran cogida que tuviste, ese gran encuentro que a estas alturas para ti ha sido el mejor de tu vida. Tu mejor amiga –a quien se lo contaste apenas saliste del hotel- te dice que es momento que dejes la emoción, que aterrices, que si en la cama les fue tan bien es posible que fuera de ella no suceda más nada.
Al cuarto día será su segundo encuentro, ya te compraste un hilo dental con pedrería, aunque tal vez él ni siquiera lo note; apenas se ven quieren hacerlo, ya ni siquiera van a tomar algo, simplemente van a poseerse, a sentirse, a hacer el amor... y lo pasan tan bien que ya piensas en algo más.
Te sorprendes de querer verlo no solo para cogértelo, quieres hacer otras cosas, ir a cenar, al cine... pero piensas que eso está mal, la idea era pasarla bien, solo eso. Y así vuelven a encontrarse, y vuelven a coger día tras día, pero ahora es distinto, ahora se dicen cosas, cosas cariñosas,  cosas que les da mayor intensidad al encuentro...
A estas alturas ya se conocen muy bien, sientes que encajan perfectamente en el sexo, y lo hacen de todas las formas y en todos los sitios: en la cama, en la mesa, en la silla, en la ducha... sabes que ha sido el mejor hombre –sexualmente hablando- de tu vida, crees que es el mejor sexo del mundo.
Miras el calendario y te das cuenta que ya pasaron algunos meses y sigues teniendo el mejor sexo del mundo, le dices a tus amigas que ya acabó, que fueron muy buenas cogidas pero que se acabó... mientes porque igual sigues tirándotelo.
Sacas tu cuenta y ya son seis meses, ya no quieres salir con nadie, solo con él... pero piensas que nunca habrá una relación, que solo es sexo, y piensas: que más da, sacas tu cuenta, quemaste muchas calorías, lo pasaste muy bien, pero ya es suficiente.
Planeas el mejor de sus encuentros, pasan el día juntos y ya no pueden hacerlo más, es demasiado  para un solo día... le dices adiós, él te abraza, te besa una vez más, sientes pena y no lo entiendes, luego reparas en que no encontrarás jamás a alguien que ‘te lo haga’ tan bien.

Sales del hotel y llamas a tu mejor amiga, le dices ‘ya aterricé’, ella entiende, no hay necesidad de preguntar nada más, se encuentran en un bar y piden su  trago favorito.
Acabas de tener el mejor sexo del mundo y tienes a la mejor de tus amigas a tu lado, que más puedes querer: seguir viviendo la vida y haberte tirado al hombre que mejor coge en el mundo, en suma: haber tenido el mejor sexo del mundo, pero fue solo eso.

jueves, 8 de enero de 2015

Rincón de Lucy: Tendencias

Tengo la tendencia a pensar que soy una mujer especial, que cualquiera que me conozca en lo profundo se enamorará de mí. Tengo la tendencia a ilusionarme rápido y a entregar mucho. Tengo la tendencia a crear una historia infinita en mi cabeza cada vez que me intereso en alguien, creo toda una historia de amor que siempre, pero siempre termina con dolor y sufrimiento. Tengo la tendencia a creer que cada hombre que me gusta, podría ser el amor de mi vida, pero ese pensamiento se va en cosa de días... a veces semanas hay que reconocer. Tiendo a ser una mujer muy perceptiva en lo que a relaciones amorosas ajenas se refiere, pero cuando tengo que analizar las mías soy un verdadero cero a la izquierda, porque me idiotizo y todo se vuelve confusión en mi cabeza y se revoluciona todo en mi interior, me complico por cosas inexistentes y le busco la quinta pata al gato a cada detalle "Que si me miró, de que forma me miró" " Que si le gusto, de que forma le gusto" y antes de que cualquier cosa funcione o no, tengo un terrible desastre adentro e intento no exteriorizarlo, porque la gente me cree extraña y es que una no logra explicar el torbellino que tiene en el interior. Reconozco que pienso y analizo mucho antes de dar un paso, para evitar el daño, porque tengo miedo, siempre tengo miedo. Voy por la vida con una armadura y una espada, a lo Juana de arco pero no para pelear, si no por defensa.  ¿Y es que como es que una se arriesga después de tanto daño que te han causado? Admiro a esas personas con la capacidad de amar y una otra vez sin miedo al daño y que logran reponerse con rapidez y es que a mí me gustaría tener ese "DON".
¿Por qué las relaciones amorosas deben ser tan complejas? ¿ O la compleja soy yo?  A lo mejor debería dejar de darle tantas vueltas en mi cabeza a las cosas y lanzarme al precipicio, aunque sepa que terminaré destrozada. Pero ¿Y si me cuesta mucho recoger los pedacitos que queden de mí?
Tiendo a darle muchas vueltas a las cosas, a no arriesgarme demasiado en el amor y volverme una quinceañera cuando me enamoro de alguien.
Tiendo a hacer muchas, algunas sin sentido y otras que vienen de lo profundo de mi ser.
Tiendo a ser muchas cosas, sólo me falta valentía en algunos aspectos.

Lucy.