viernes, 1 de agosto de 2014

Rincón de Lucy: ¿Dónde está mi final feliz?

Crecí viendo películas de Disney y películas románticas, en las cuales a pesar de cualquier cosa, había un final feliz. Reconozco que crecí soñando con aquel amor perfecto que superaba todos los obstáculos que la vida le ponía en frente. Suspiraba con todas aquellas historias. Creo que por eso lloré tanto cuando vi por primera vez Titanic, cuando Rose suelta la mano de Jack y él se hunde en el profundo océano. Tenía diez años y recuerdo que esa noche no dormí, porque tenía demasiada pena ¿Cómo era posible que no se quedaran juntos? eso no era lo que había "aprendido", ellos  debían quedarse juntos y ser felices por siempre. ¡Era la ley de las películas románticas!
A medida que fui creciendo, me fui dando cuenta de que la película  Titanic estaba más cerca de la realidad que muchas otras películas que había visto. Y es que nadie nos explica que en la vida se sufre por amor y mucho y que en la mayoría de las veces que piensas que es amor verdadero y para siempre, no es así. En mi vida me he pasado soñando con esas historias de amor infinito en el cual "tu príncipe azul" te ama sólo a ti y que a pesar de todo siempre intenta volver a tu lado. Cuando tuve novio por primera vez, pensé - él es el hombre de mi vida- Y es que para mí no podía haber hombre más perfecto que él. Y mi mundo se centraba sólo en  él. Era mi romance perfecto de película, reunía todas las características: Un hombre maduro, con carrera, con clase, buen trabajo, caballero, tierno, guapo, romántico, en ocasiones mal genio pero soportable. Él era lo que se suponía yo debía aspirar en mi vida, él era mi todo. Mi felicidad, mi vida, mis sueños, todo era por y para él, estaba enamorada como una idiota. Y a medida que pasaba el tiempo, hice planes con él para una eternidad y según lo que me dio a entender él también los hizo... hasta que me engañó. Creo que no tengo que explicar mucho el tema de como me sentí en ese momento, a más de alguna le deben haber roto el corazón y sabrá perfectamente lo que se siente. Yo, mujer orgullosa, no le perdoné jamás su infidelidad, vagué por la vida intentando reparar lo que él había roto y después de un par de años lo conseguí. No me arrepiento de no haber vuelto con él ( a pesar de sus intentos para convencerme de su amor infinito), gracias a eso logré descubrirme, amarme, hacer planes sólo para hacerme feliz, a darme gustos sin culpa, a no depender de un tercero para sentirme completa, que las películas mienten que no todo es rosas y caramelos. Que mi final feliz depende completamente de mí.



Lucy